Yo siempre he envidiado un poco, bien por dentro, a esas mujeres con ojos de colores. A mí me tocó nacer con unos ojos marrones iguales a los de cualquier hijo de vecino. Yo no sé si será eso mismo (eso de encontrar en lo cotidiano lo más bello, de embellecer lo cotidiano con una actitud) o el empeño que le pongo en hacerlos brillar con otros colores, pero ya muchísimas veces me han dicho que qué lindos ojos tengo, y por eso me gusta jugar tanto a la maquillista.
Etiquetas: autorreferencia, color, fragmentos, maquillaje, ojo
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